domingo, 2 de febrero de 2014

YO SUEÑO CON CORRER UNA PARIS-ROUBAIX. Entrevista con Tomás Restrepo.

Desde los tiempos ya antiguos de Ramón Hoyos. Desde esa doble a La Pintada en la que el Campeonísimo Coppi cayó derrotado, vencido por la dureza de las pendientes en los Andes antioqueños, se ha reconocido el talento innato de los ciclistas colombianos para superar al resto de los mortales cuando la ruta se empina. Desde entonces, como las guayabas, los Escarabajos brotan de las montañas colombianas sin apenas proponérselo.

Ramón Hoyos, José Duarte y Fausto Coppi en la partida de la Doble a La Pintada en 1957. (Foto: Cycling Inquisition.)

Son tantas y tan variadas las razones, así como es intrincado el complejo sociológico que consigue esa abundancia, que no serán objeto de nuestra atención en esta oportunidad. Esta vez nos fijaremos en un fenómeno anómalo. La desviación estándar, dirían unos. La excepción de la regla, apuntarían los más.

Cada cierto tiempo, a esta tierra de escaladores, llega un gigante. Un pedalista que incumple todo lo que se espera de un colombiano en bicicleta. Esa órbita distante, lenta, está llegando al perigeo. En el ciclo de los Escarabajos está llegando la hora de un velocista nato. Uno que puede vencer los cronómetros. Un coloso que podría llevar la bandera de Colombia sobre los adoquines legendarios del Infierno del Norte, y llegar con chances al velódromo de Roubaix.

Ese hombre se llama Tomás Restrepo y, hasta esta entrevista, muy pocos saben de su existencia. Muchos menos son los que se han acercado a él para conocer su historia. Es un tremor armónico in crescendo que está por enviar ondas telúricas por el espinazo de la historia de los Escarabajos. Un nombre más que se suma a la lista de talentos encontrados y formados por Luis Fernando Saldarriaga. Es un diamante en bruto que este maestro pulidor, ha decidido poner sobre su torno. 

Para La Cadenilla fue un placer contar con unos minutos de su tiempo. Y es más que un orgullo llevar hasta ustedes su historia.


Tomás Restrepo. 


La Cadenilla: Tomás, es un gusto para La Cadenilla contar con unos minutos de su tiempo para conocerlo y poder contarle a nuestros lectores su historia, que es un caso extraño en el mundo del ciclismo colombiano. Lo primero sería entonces que nos cuente dónde nació y cuántos años tiene.
Tomás Restrepo: Yo nací en el 1993, en Medellín. El 17 de agosto. Tengo 20 años.

¿A qué edad se encontró Tomás Restrepo con la bicicleta? ¿Cómo se dio ese encuentro?

A ver, mi papá ha sido un gran aficionado al ciclismo. De toda la vida. Corrió toda la vida el Clásico de Ejecutivos y todo eso. Entonces, por él empecé a montar en bicicleta desde muy chiquito. La primer bicicleta que tuve fue una Specialized de montaña.

En ella corrí dos Clásicos de Ejecutivos, de ciclomontañismo. Eso me parece que fue en el año 2000. En uno quedé de segundo y en el otro quedé de cuarto.

Después empecé a montar en ruta. Por ahí a los 11 años, empecé a montar en ruta. Pero no me duró mucho eso, digamos. 

Es decir que se trata de una relación con la bicicleta que viene desde la cuna. ¿Cuándo empezó a tomar el asunto más en serio? 

Es algo muy raro, porque no llevo tanto montando en bicicleta. Llevo menos de un año, porque toda la vida fui deportista de alto rendimiento, fui futbolista, ¿cierto? Toda la vida me dediqué totalmente al fútbol. Hasta los 18 años.

¿Futbolista? ¡Cuéntenos más sobre esa etapa de su vida! ¿La idea fue en algún momento llegar a ser profesional? 

Sí, esa era mi idea. Incluso hice todas mis divisiones menores. Jugué "Pony Fútbol", e hice todas las divisiones menores en un club en Medellín, muy importante, que se llama "Club Deportivo Estudiantil", y este club saca jugadores. Y, ya, después se acabó el club, se acabaron las categorías, hasta la juvenil que era. Ahí me quede sin equipo, y empecé a entrenar con Itagüí.
Estuve entrenando un tiempo con la profesional, y después de ahí, me fui para Estados Unidos a empezar mis estudios. Resulta que la idea era coger una beca con el fútbol. Pero cuando llegué allá, me encontré que el equipo ya estaba armado. Entonces, el técnico me dijo que tenía que esperar hasta el otro semestre para presentarme, que "no se qué". Duré seis meses parado, y eso me mató. Porque seis meses parado, pues, uno pierde todo el ritmo, todo.
Y,  como no pude seguir con la idea del fútbol allá, me compré una bicicleta de montaña y empecé a montar allá, porque yo sin el deporte, no vivo. Empecé a montar, a montar, a montar, porque me gustaba estar en forma. Nunca pensé que iba a llegar hasta este punto donde estoy ya aquí, que la cosa esta tan seria. -Risas-


Tomás Restrepo en sus años como futbolista. 


¿Y es ahí cuando comienza a entrenar seriamente y se dedica de lleno a la bicicleta?

Sí. Mas que todo entrenar y hacer deporte por el gusto. En donde yo vivía había una carrera de montaña, de ciclo montañismo. Yo estaba medio entrenado, y la corrí, ahí, como "por correrla". Yo para eso era muy miedoso, porque yo soy muy grande, y fuera de eso, no soy muy hábil en eso del ciclo montañismo. Pero ya después llegué a Medellín y empecé a montar en ruta y ahí fue donde me empezó a ir bien.

¿Cómo fue eso de Saldarriaga? ¿Cómo es que le llega la voz a Luis Fernando de que le "echara un ojo" a usted? ¿En qué momento termina bajo la dirección de Luis Fernando?

Yo empecé a entrenar. Mi papá, entrena mucho. Entonces yo empecé a salir con él. Y, como él es tan metódico y todo, me miraba y me corregía cosas. "Monte así", me corregía la técnica. Lo normal. Yo empecé a montar con ellos, con el grupo de ciclistas de toda la vida, que es un grupo que tiene nivel. Obviamente en nivel amateur.

Y empecé a entrenar con ellos en semana y los fines de semana. Ellos me veían y decían: “ve, este man que nunca ha montado, y ya sacando a estos manes” (sic). Y así fue que le llegó el rumor a Saldarriaga. Él me contactó y me hizo unas pruebas en el velódromo y en [Las] Palmas, y entonces empezamos a hacer un proceso poco a poco. Él me empezó a mandar planes de entrenamiento y arranqué a entrenar más fuerte con él. Así se empezó a dar todo. 

¿Es decir que usted nunca compitió? Saldarriaga simplemente escuchó acerca de lo que otros veían en sus días de entrenamiento.
Sí, exacto. Fue que la gente empezó a verme y a decir, "como que este pelado tiene condiciones", y entonces este equipo [el 4-72 Pedaleamos por Colombia], que es un caza talentos, digámoslo así, se interesó también, y por eso fue que me quiso hacer las pruebas y así fue que empecé a hacer el vínculo con el equipo.

Tomás Restrepo en manos de Luis Fernando Saldarriaga.


Y ¿Cuando Saldarriaga le dice que quiere verlo en el velódromo, usted ya había rodado en pista alguna vez?

No. ¡Nunca!

¿Y cómo fue esa primera vez? ¿Cómo le fue?

Bien. Pues, fui en la bicicleta de ruta allá, y él me decía que no me metiera mucho al peralte, porque era hasta peligroso. Fuera de eso, iba en una bicicleta de ruta, podía causarme una caída. Pero fue bacano.
O sea, ¿línea roja todo el día?
Sí, línea roja. -Risas-

¿Y? Le hacen las pruebas y, ¿ahí qué pasa?

Yo estuve estudiando en Estados Unidos hasta el semestre pasado. Entrenaba allá sólo, y Saldarriaga me pasaba los entrenamientos. Solamente pude correr una carrera allá, en Estados Unidos, porque cuando llegué, la temporada ya se había acabado, casi.

Restrepo corriendo en EE.UU. 


¿Usted regresa a Colombia y empieza a ser entrenado por Saldarriaga y a estar vinculado con el 4-72 en 2013, apenas?

Sí. En el 2013.

Efectivamente, como usted nos decía al comienzo, todo ha sido cosa de un año.
Sí. El año pasado volví a Colombia, y entrené un tiempo con el equipo. Pero después se dio la oportunidad de venir acá, a Europa, para este equipo español. Más que todo como para ganar experiencia. 

Como yo soy tan nuevo en el ciclismo, me mandaron para acá a ganar experiencia de carrera y explotar todo acá, para después poderle aportar al equipo allá.

Así que, entonces, ¿usted es un novato en el mundo del ciclismo de ruta? Pero, sin embargo nos contaba que viene de una crianza muy cercana al ciclismo. Un padre completamente aficionado a este deporte.

Mi papá, como te digo, la vida de él es la bicicleta. Y, no se, nací con eso. Me gustó hacer deporte y siempre me ha gustado el deporte de alto rendimiento. Y, obviamente, como él era tan aficionado, pues uno se tiene que acostumbrar a eso. Él corrió muchos años el Clásico de Ejecutivos, y lo ganó varias veces. Con mi mamá y mi hermana solíamos ir a verlo, y obviamente, veía carreras del Tour de Francia con él y todo eso.

¿Y qué época le tocó siendo niño? La de Lance Amstrong, supongo.

Sí. La de Botero. Me acuerdo mucho de eso.

Pasemos entonces a hablar de lo que está haciendo Tomás Restrepo en Europa. Ya nos contó, muy rápidamente, que está vinculado a un equipo español, pero, ¿cómo se dio ese contacto? ¿De qué equipo se trata?

El equipo es el Lizarte, un equipo de acá de Pamplona. Y el vínculo fue gracias al 4-72.

Ese es el equipo en el que, hasta el año pasado, estuvo corriendo Dayer Quintana, el hermano de Nairo, ¿cierto?

Sí. Ese es, exacto.

¿Qué otros colombianos han corrido en el Lizarte?
Colombianos, ninguno. Pero pues han sacado varios corredores que ya están en profesional. Por ejemplo, Andrey Amador salió de ahí. Un sprinter que está en el Movistar en este momento, que se llama Enrique Sanz, también salió de ahí; este... Joseba Beloki también salió de ahí. Varios corredores han salido de ahí.

Dayer Quintana en los colores del Equipo Lizarte. Foto: Europapress.


Siendo un corredor, no solo nuevo, sino completamente novato en el ciclismo competitivo,  ¿cómo fue la acogida en el Lizarte? ¿Qué comentarios hicieron?

Bien, pues me preguntan que qué he corrido y todo eso. Ellos saben que yo vengo acá es a aprender. A aprender de ellos y a aprender de las carreras. Me han acogido muy bien. Todavía no he conocido mucho los compañeros, porque no muchos viven acá, en Pamplona. Estoy esperando a que tengamos la primera concentración. El club es muy bueno. Es de los mejores acá en España. El técnico muy querido, y el dirigente. Y me han acogido muy bien, me he sentido muy bien. Más que todo, me han acogido en la grupetta de acá, con la que entreno, y ellos muy queridos. Me siento muy bien.

Lo que entendemos es que Tomás Restrepo es un corredor atípico entre los ciclistas colombianos. Técnicamente usted no sería un escarabajo. Es más un corredor con un fenotipo para correr las grandes clásicas de primavera, ¿correcto?

Exacto, sí. Al principio, ellos [el equipo 4-72] me dijeron eso, que les gustaría tener un corredor para correr clásicas y contrarreloj. Yo me definiría así: soy un ciclista que en el llano va bien, fuerte en el llano, sí. Y, subiendo, para tener 1,94 de estatura y 82 kilos, uno no creería que vaya a subir mucho, pero subiendo me defiendo. Obviamente, a la hora de la verdad, si uno va a subir con un Nairo, con uno de esos, no sube con ellos.

Por supuesto. Es un tema de la relación peso-potencia.

Exacto. Pero puertos mas bien tendidos y no muy largos, y en repechos, me defiendo muy bien.

Lo suyo, Tomás es pura genética, ¿cierto? Su papá siempre fue embalador y también tiene un fenotipo que lo favorece en esa especialidad.

Él mide 1,82 y pesa 79 kilos. Ha sido embalador toda la vida. Todas las carreras que ganó, las ganó embalando. Él no es que sea un escarabajo.

Tratándose de un corredor tan disímil al resto de los corredores colombianos, ¿qué diferencias hay en el entrenamiento de un embalador? Pensando en Nairo Quintana, que se está preparando para ganar el Giro de Italia subiendo al Zoncolan, que es un puerto monstruoso al final de una etapa larga, ¿Qué tan diferente puede ser el entrenamiento para alguien que puede estar pensando en correr la Paris-Roubaix?

Me ponen mucho trabajo de velódromo. Trato de hacer velódromo por lo menos una vez a la semana. Para coger cadencia, para adaptarme a la bicicleta de contrarreloj, para coger un buen ritmo en el plano. Los entrenamientos no son muy diferentes, diría yo. Él [Saldarriaga] sí me pone unas series en plano, con vatios y todo eso, pero no, en este momento no se diferencia mucho. Yo salgo con corredores de acá, con corredores en Colombia, y hago las mismas rutinas de ellos.

Ya los específicos, sí son diferentes. Hay veces que me pone a hacer unas series en llano o en el velódromo, pero de resto todo es muy parecido.

Monte Zoncolan. Foto: Trek Factory Racing.


El equipo 4-72 acaba de cambiar de plataformas. Después de un buen tiempo con Bianchi, el equipo ahora cuenta con marcos Scott. Usted está con el 4-72 pero también está con el Lizarte. ¿Cómo funciona eso ahí? ¿Con cuáles marcos está entrenando ahora mismo?

En este momento estoy usando las Scott. La de crono y la de ruta. Salgo a entrenar en la de ruta y, en el velódromo, uso la de crono. Pero, pues, esas bicicletas me va a tocar dejarlas, digámoslo así, guardadas, porque en el Lizarte vamos a usar Pinarello.

Pinarello Onda del Lizarte. La dotación de Tomás Restrepo en el Lizarte. Foto: Tomás Restrepo.


¿Eso quiere decir que en el velódromo no esta usando bicicleta de piñón fijo?
No. Estoy usando la de crono. Como para irme adaptando bien a ella, ir conociéndola, ir moldeándome en ella.

Y, acerca de su calendario, ¿cómo se va a desarrollar la que sería, entonces, su primera temporada como profesional? ¿Ya lo tiene claro?

No tanto. El 13 de febrero tenemos la primera concentración, entonces ahí, me imagino, que nos irán a dar mas o menos el calendario. Pero, lo único que sé, es que la primera carrera es como el 22 de febrero. No sé todavía que correrán. El equipo, más que todo, corre acá en España. En la Copa España, y carreras del País Vasco. También me dijeron que corren en Francia... Entonces no sé que irán a correr.

El 4-72 tiene un calendario que incluye carreras en Europa y en Colombia, ¿la idea suya -y la idea del 4-72- es correr con el Lizarte unas temporadas, un tiempo y regresar para correr a Colombia? o usted, digamos, ¿haría parte de los muchachos con los que terminarían corriendo Tour de l’Avenir y estas carreras europeas?

Primero que todo, la idea es adquirir experiencia de carrera, y foguearme acá un tiempo. No sé cuánto tiempo. Me han dicho que pueden ser seis meses, o hasta un año, dependiendo de cómo me vaya sintiendo. Y según cómo me vaya viendo Saldarriaga, ya me pondrán a correr con el equipo. 

La idea es esa, correr acá. Seguir corriendo con el equipo, porque, pues obviamente, yo pertenezco a él. Ir paso a paso, a ver que va pasando. Pero, la idea principal en este momento, es ganar bastante experiencia para poder aportar.

El 4-72 es un equipo netamente escalador. Pero, con su llegada, encontrarían la cuadratura del círculo, ¿no es cierto?

Sí. A ellos les gustaría eso. -Entre risas- Ellos me dicen: “hermano, necesitamos un grandulón como usted, para que nos cuide de esos belgas y esos de allá”.

Con respecto a correr en Colombia, que siempre ha sido muy diferente a correr en Europa, ¿de qué está enterado? ¿Qué le han contado de cómo es correr aquí en el país?

Lo normal. Sé que es muy diferente, por lo que me han dicho, sé que es muy duro. Que es demasiado duro. Incluso más duro que correr acá. Que apenas vos empezás a correr allá, empieza la etapa, y hasta el final, es a tope, a tope, a tope. Que se hace muy difícil. Más que todo en la Vuelta a Colombia y el Clásico [RCN]. Que acá en Europa es diferente, se corre diferente. 

¿El mejor "entrenadero"?

¿El mejor entrenadero...? ¡Las Palmas! Yo vivo en Las Palmas, entonces me queda muy bueno, porque no es sino salir de mi casa, cojo Palmas y ¡ya, pues!

¿Y cómo es esa vuelta? ¿Cuál es el recorrido completo para hacer uno Palmas?

A ver, salir de Palmas, subir Palmas, llegás al Alto, y tenés dos opciones para bajar: te bajás por el Alto de Carrizales, que es la vieja, que es la antigua vía al aeropuerto; o te cogés por la vía nueva, que le dicen Topos, y ya. Yo prefiero la de Carrizales, entonces me bajo Carrizales y allá cojo para La Ceja, que es un alto por ahí de 3 kilómetros y medio, muy tendido. Ya después bajo a La Ceja, que es un pueblo allá, y subo un alto como de 7 kms que llega a otro pueblo que se llama La Unión. De ahí, bajo y me sigo para Llanogrande, para Rionegro, y ahí puedo coger para Santa Helena o por la [autopista] Medellín-Bogotá. Y, ya, me devuelvo para Medellín. Podés variar mucho, pero lo que prefiero, es montar en el Oriente. Porque te da altura y te ayuda para el hematocrito y todo eso. En esa ruta se logran hacer 125 o 140 kilómetros.

A usted le toca muy duro a la hora de escoger una etapa para ganarse en Colombia. Entre todo lo que se corre en la Vuelta a Colombia o el Clásico RCN, ¿hay alguna etapa que le gustaría ganar?

Casi todas las etapas son muy duras porque son con muchos altos. Tuve una gira de tres días con el equipo, antes de que ellos viajaran al Tour de l’Avenir, salíamos de Bogotá y fuimos hasta Mariquita. Después, al otro día, salíamos de Mariquita, subíamos el Alto de Letras... ¡Que, qué infierno, eso es un infierno! -Risas-

¿Hasta Manizales?

¡Hasta Manizales! Y, ya después, al otro día, Manizales - Medellín. 210 kms, subiendo por el Alto de Minas, otro moridero. -Las risas se transforman en carcajadas-

Nada de eso lo prefiero yo para ganar porque eso es muy duro pa’ uno.

Etapas mas bien planas diría yo. Como las que hay en la Vuelta al Valle.

¿Y en el exterior? En Europa específicamente.

Yo sueño con correr un Tour des Flandres o una Paris - Roubaix. Ese es el gran sueño que tenemos con el equipo, poder correr una carrera de esas, una de esas clásicas de Bélgica. Y, ¿por qué no?, correr un mundial de crono, o algo así por el estilo.


La Paris-Roubaix. "El Infierno del Norte". El temido bosque de Arenberg. Foto: Walter Bendix Schönfles.



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2 comentarios:

  1. Pues mucho ánimo Tómas, sería muy bueno ver clasicómanos de flándes colombianos en el futuro.

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  2. Buena entrevista, pero no la han pasado a la página. A propósito: muy buenos audios.

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